Za Za, emperador de Ibiza: Ray, la felicidad y la decadencia




Esta es la primera vez que me dan un libro para que le haga una reseña. Me hacía muchísima ilusión y más aún siendo la nueva novela de Ray Loriga. Eso sí, en cuestiones literarias siempre, y siempre es siempre, soy sincero. Me tomo muy en serio estos temas como para falsear mi opinión. Y en esta ocasión, lamentándolo mucho, la novela no me ha gustado. Me duele mucho tener que admitir que me encuentro, por el momento, ante la mayor decepción literaria del año. Me pregunto si, tal y como está, pero siendo de cualquier otro autor menos conocido, o incluso de un autor desconocido, esta editorial publicaría la historia de Za Za, el emperador de Ibiza. Si, siendo completamente sinceros, su respuesta es sí, yo volvería a leerla para ver, quizás, algo que se me haya pasado por alto y un posible valor a tener en cuenta. Pero me temo que lo que más cuenta, en este caso, es el nombre de quien ha firmado la obra.
 
 
A mis quince o dieciséis años descubrí a Ray Loriga. Inmediatamente supe que ninguno de mis amigos molaba tanto como él. Sus novelas hablaban de adolescentes atormentados, de chicos españoles que parecían americanos y que escuchaban música que no sonaba en Los 40 Principales. Lo mío con Ray fue a más porque resultó que se unió a una de mis cantantes favoritas para dar a luz letras sobre chicas que beben junto a la ventana con los labios sin pintar y chicos que han puesto quince veces en la jukebox Should I stay or should I go ? Después pasó lo que pasa con las amistades a esas edades, que les vas perdiendo la pista. Sabía que le iba bien, que habían empezado a tomarlo en serio, que se separó de la cantante y que había sobrevivido a la etiqueta de enfant terrible.

Y después de tanto tiempo, me lo encuentro en Ibiza. O mejor dicho, escribe sobre Ibiza, sobre un tal Za Za que vivió tiempos mejores y decidió llevar una vida tranquila en esta isla. Muy de los 90, pero de los 90 que él mismo evitaba en sus primeras novelas. Los 90 de la música bakalao, de las pastillas, del nacimiento de las cadenas privadas. Ray Loriga es ese amigo que te encuentras después de un montón de años y del que te das cuenta de que ya no es lo que era, que se parece más a Ricardo Bofill que a Paul Auster. En todo caso, intenta llenar el vacío y el desconcierto con mucha palabrería. Pero la palabrería no lleva a ninguna parte, como mucho a que te tuiteen alguna que otra frase que pueda parecer interesante y obtengas un puñado de « favoritos ». Quizás el que haya cambiado soy yo y ya no le doy el visto bueno a cualquier texto tan sólo por quien sea su autor.


Esta es mi impresión de Za Za, emperador de Ibiza, una novela, que a pesar de ser bastante corta, tiene un ritmo insoportable con esos capítulos tan breves que realmente no dicen nada. El narrador es más que omnisciente, impertinente y bastante sabiondo, aunque quizás ahí no debería meterme yo pues habrá gente que disfrute con su ingenio. Personalmente no lo he disfrutado. Además, hace amagos de crear situaciones surrealistas que son sonrojantes, todo bastante ridículo. Al final, se resuelve con un giro argumental también muy de los 90. La decadencia se palpa en Za Za, en Ibiza y en todo el país en general. Pero no debería notarse en la literatura de Ray, a no ser que él quiera ser también parte del mensaje que quiere enviar al lector : todo tiende hacia la infelicidad, ya no somos los que éramos, o los que quisimos creer que éramos cuando todo iba bien.

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