Gespenst: los mundos de Ignacio Cid Hermoso

 
Ignacio Cid Hermoso es un gran guía. Sí, y un gran escritor también, pero sobre todo un gran guía con una innegable capacidad para acompañar a sus lectores a lo largo y ancho de otros mundos. Su primer tour fue el de El Osito Cochambre, en el que nos llevó desde un mundo de fantasía, el del osito del título, a un mundo real, duro y lleno de heridas, tan real, duro y lleno de heridas como es el mundo en el que vivimos. Fue desde este mundo desde el que partió su segundo tour: Nudos de Cereza. En esta ocasión, el viaje fue aún más allá, recorriendo tortuosos senderos hasta llegar a un abismo. Los turistas, digo, los lectores, miramos a la inmensidad del abismo, hacia la oscuridad infinita, y algunos no vieron nada. Otros, vimos algo que se movía, algo que no tenía nombre pero que daba miedo. Entonces, Ignacio trajo su nueva novela, Gespenst, y con ella, nos embarcó en el tercer viaje, el empujón definitivo hacia el abismo a bordo de un tren del terror habitado por fantasmas y respuestas. Y ojo, las respuestas os dejarán sin habla. Hace un par de semanas que la terminé y, tal y como me pasó con Nudos de Cereza, sigo rumiando lo que he leído. Gespenst es divertida porque por momentos da mucho miedo, pero al mismo tiempo es muy triste, muy poética, muy cruel y muy explícita. Y además, introduce a los que se han convertido en mis personajes favoritos de todo su universo, Dirk y Mía, de los que te exijo, Ignacio, si me estás leyendo, que escribas una precuela, aunque sea en forma de relato, a la de ya. Me pregunto a dónde nos llevarás en tu próxima novela, ahora que hemos conocido qué había en la profundidad, si queda aún más infierno que explorar o si nos llevaras de la mano hacia nuevos mundos aún por conocer.

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